El pasado fin de semana, el 18 y 19 de febrero, la ciudad de Morella celebró un sentido homenaje al periodista José Martí Gómez al cumplirse un año de su ausencia. Hasta no hace mucho, la gente desconocía que Martí hubiese nacido en Morella.
Carretera y manta
Yo le conocí cuando vino a trabajar al Periodico de Catalunya. Era muy amigo de Josep Maria Huertas y de Jaume Fabre. Como fotógrafo, tuve el privilegio de realizar entrevistas y reportajes con él.
Un trabajo que recuerdo con cariño fue una serie de reportajes para El Periódico sobre la sequía. Nos enviaron 20 días por media España. Yo conducía mi R5 y él, de copiloto, iba siempre con una bufanda y muy abrigado. A mí me tenía intrigado su atuendo, creo que tenía gripe y no quiso renunciar a escribir sobre las dificultades de la gente llana. Y, mientras (re)descubríamos la España de aquellos años, Martí iba en silencio a mi lado mirando, pensativo, el paisaje por la ventanilla. Solo de vez en cuando, la tos o los estornudos interrumpían el silencio.
Empezamos por Castilla, Extremadura, Andalucía, Murcia, Cuenca y también pasamos por Castellón. Aprovechamos para visitar a su padre en Castelló. Fue entonces cuando me explicó que eran de Morella pero que después de la guerra se fueron. Él era muy pequeño.
365 días sin Josep Martí Gómez
La tarde del pasado sábado 18 de febrero, el Teatre Municipal de Morella se llenó de familiares, amigos, conocidos y saludados de Josep Martí Gómez. El escenario del teatro recreaba la redacción de un diario lleno de pilas de diarios empaquetados, listos para distribuirse y llegar a los kioscos. Además, también había fotografías de Martí y vídeos y documentos sonoros de sus colaboraciones en su segunda casa, la radio, la SER.
Josep Martí Gómez, maestro de periodistas
Morella se ha volcado en este homenaje y ha colaborado con mucha gente local, desde el Ayuntamiento, Comunicacions dels Ports, els Amics de Radio Morella y también la SER.
El acto se dividió en tres charlas conducidas por la periodista Elena Morales de la Ser de la Comunitat Valenciana.
En la primera charla, “Mestre de Periodistes” sus compañeros explicaron que Martí siempre trataba con un tono muy humanista al entrevistado y su habilidad para lograr que la gente se sincerase con él.
Josep Ramoneda recordó las famosas entrevistas para el semanario Por Favor que hacían juntos.
Montserrat Domínguez, directora de contenidos de la SER y Lourdes Lancho, subdirectora del programa “A vivir que son dos días”, explicaban las veces que se sorprendía cuando Martí invitaba a un personaje anónimo y conseguía que el programa saliese perfecto.
Roger Jiménez coincidió con Josep Martí Gómez en Londres. Ambos vivían en Hampstead. Martí escribía para El Mundo y hablaba en la SER y Roger era el corresponsal de La Vanguardia.
Enric González, del diario El País, explicó su primer contacto con él cuando estudiaba y quería dedicarse al periodismo y Bru Rovira destacó sus silencios y la ironía que gastaba.., que no era poca.
Bajas de última hora
La segunda charla, “Periodismo y Justicia Social” prometía debate. En ella, tenían que participar la ministra de Defensa y amiga de Martí cuando era jueza, Margarita Robles, la fiscal Dolores Delgado, exministra de Justicia, el magistrado emérito del Tribunal Supremo José Antonio Martín Pallín. Sin embargo, por problemas de agenda, ninguno de los tres pudieron venir.
Sí asistieron -y salvaron la tertulia- el abogado Mateo Seguí, amigo de siempre que recordó sus crónicas de sucesos que realizaba en “El Salón de los Pasos Perdidos”; Antón Costas, presidente del Consejo Económico y Social de España; el catedrático de Derecho Constitucional Marc Carrillo y Jordi Alberich, asesor general del Círculo de Economía.
Descubriendo a un Martí Gómez más íntimo
La última charla, tal vez la más personal y no tan formal por las anécdotas que se explicaron, giró en torno de la peña “La Lamentable”. El periodista Eugeni Madueño explicó cómo nació: Saliendo de La Vanguardia para comer en el restaurante Ca l’Estevet, los allí presentes comentaron que podían institucionalizar unas charlas comiendo un día fijo a la semana.
Solo había que buscar un lugar y decidir quién sería miembro de esta peña. En cada comida, se invitaría a un personaje para que a lo largo de la velada hablase de la actualidad o de su profesión. Casa Leopoldo fue el restaurante elegido.
Por allí pasaron Gonçal Évole, amigo y fuente informativa de Martí sobre todo lo que se cocía por el Baix Llobregat. En esa tertulia, explicó que su hijo, Jordi Évole, tenía grabada una frase de Martí Gómez en la puerta de su habitación.
La periodista Mª Eugenia Ibáñez y el escritor Fabricio Caivano recordaron los debates acalorados que solo los platos hacían bajar el soufflé. Beatriz Nogal, productora de “A vivir que son dos días”, el programa que conducía Javier del Pino decía de Josep Martí Gómez: “La peor voz radiofónica de Europa, pero nadie se pierde una sílaba de lo que narra”.
Casi al final del acto, entre el público junto a Maria Elena y María, esposa e hija del periodista, estaba el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, que es ciudadano de Morella. Puig explicó que cuando estudió periodismo en la Universidad Autónoma de Bellaterra como estudiante admiraba el estilo de sus crónicas.
Una deuda saldada
Cuando conoció a Martí Gómez le dijo:
– Jo sóc de Castelló, de Morella.
– Jo també!, le contestó Martí.
Ximo no daba crédito:
– No, no, noooo! Que jo conec a tots els de Morella i tu no ho ets.
– Que si, que si, home! Vaig anar-me de molt jovenet!
Y Josep le explicó que su padre tenía una pequeña fábrica de telares y que, acabada la Guerra Civil, se la quemaron y lo arruinaron. Esa fue la razón por la que decidieron marcharse del pueblo.
– Em vaig fer la promesa -comentó Ximo Puig- que faria tot l’impossible perquè en Josep tornés a Morella.
Y lo consiguió. La amistad con el periodista, que luego fue alcalde de Morella y ahora presidente de la Generalitat Valenciana, ilusionó a Josep Martí, que empezó a visitar su ciudad natal. A veces como un morellano más y otras a nivel profesional.
Esta confesión de su amigo Ximo nos dejó emocionados porque muchos de los presentes, a pesar de ser amigos de Martí, desconocíamos el motivo de su partida de Morella.
En la radio de Morella también colaboró invitando a personajes relevantes. Los llevaba a la emisora y después daban una vuelta explicando la ciudad y también les enseñaba la casa donde nació. Además, Martí fue pregonero en 2012 del Sexenni.
La lecciones del “abu”
Al final del acto, Maria Elena leyó un emotivo escrito de su nieto Eric, hijo de Isabel que vive en Estados Unidos. Eric acompañó a su abuelo en sus últimos días y explicó que siempre le insistía que “hay que estudiar y entender la vida para vivirla bien…”. Además, recordó que en un día de invierno “suave y tranquilo, dimos un paseo por las calles de Barcelona. No charlamos nada, disfrutamos del silencio. Al regresar a casa, le pregunté: “Abu, en qué estabas pensando todo el rato?” Me contestó con una frase sencilla: “Que la vida es bonita””.